En las empresas puedes ver normalmente dos extremos: O no tenemos ninguna metodología o tenemos un obsesivo que quiere que todo esté mega documentado.
Si tener un alto nivel de calidad y metodología formal es ideal pero …., hay contextos en los que no es posible ser rígido. Si tienes al cliente a la chepa pidiéndote cambios cada 5 minutos y no se han definidos los protocolos para hacer los cambios y priorizar ¿encima con presiones de alta calidad?. O si el tiempo medio de proyecto es un par de meses, es posible que tardes más en documentar formalmente que en hacerlo o, que restes competitividad a tus ofertas porque a los clientes ni les va ni les viene. La realidad, normalmente supera la teoría. Por eso, en las empresas se habla de marcos metodológicos y metodología aligeradas (paralelas a las formales).
Como decíamos en la entrada anterior … en contextos hostiles a la calidad y metodología, es conveniente implantar métodos progresivamente.
Un día, me dijo un amigo que tenía un nuevo responsable de calidad y que era demasiado estricto y teórico. Era la leche y conocía todas las metodología al dedillo … eso sí, el código no lo quería ni ver en pintura. Solo tuve que proponerle una cosa ¿por qué no le dices que dirija él su primer proyecto basado en la metodología que él mismo había definido, obviamente sin cambiar los plazos ni el tamaño del equipo. Le hizo gracia la idea y se lo propuso a su jefe. Obviamente al responsable de metodología no le hizo ni pizca de gracia. Cuando te acostumbras, criticar lo que hacen los demás es fácil… ahora, mancharse las manos ya cuesta un poco. El resultado fue mágico: El responsable de metodología hizo concesiones para relajarla porque “en tiempo estándar de proyecto no era viable”.
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