Nos han cambiado el agua en el sector informático.
- Introducción
- El agua tranquila
- La demanda crece
- El agua se empieza a manchar
- Viviendo de las aguas turbias
- Tenemos que volver al agua limpia
1. Introducción
El otro día, haciendo zapping en la tele, caí en una entrevista a Kiko Argüello, fundador de camino neocatecumenal y desde entonces no dejo de pensar en un concepto. Decía que a un hombre le preguntaron: ¿usted cómo pesca? ¿con caña o con red?, y dijo: «no, yo me limito a cambiar el agua». Hacía referencia a que con la influencia de los medios, los cambios de normas y leyes, la vocación estaba desapareciendo.
Debo confesar que es más fácil pillarme en un bar que en una iglesia (y eso que voy a pocos bares) pero creo que es importante escuchar a gente brillante e inteligente. Es hasta interesante leerse libros de otras religiones o disciplinas del conocimiento para enriquecerse y obtener criterio propio y no ser un cordero que sigue a la masa.
Este concepto «de cambiar el agua», que es el que me tiene loco, se puede usar para cualquier cosa (fomentar nacionalismos, fundamentalismos religiosos, crear la sensación de inseguridad para vender millones de armas a los ciudadanos, que se obsesionen con el fin del mundo, constituir una cultura de consumo, etc.) pero lo voy a trasladar al sector de la informática teorizando sobre cómo creo que nos han cambiado el agua y no nos hemos dado cuenta.
Obviamente no todo el mundo se puede dar por aludido ni siempre ha pasado esto (porque buena gente y grandes profesionales hay en todos sitios) pero hablo de olores…:
2. El agua tranquila
Cuando empezó todo, hace no tantos años, en el sector no existían siquiera estudios oficiales de informática. Tampoco existía demanda de ordenadores… como podéis recordar en frases célebres como esa de «¿para qué querría tener una persona una computadora en su casa?».
Los técnicos informáticos eran «magos» trabajando con tarjetas perforadas, cintas magnéticas y luego monitores de fósforo verde.
Las empresas cobraban una pasta por los servicios, y la demanda crecía rápidamente, por lo que era fácil pagar buenos salarios porque los márgenes eran elevados.
Las grandes corporaciones tenían los medios y los conocimientos para dar los servicios y la barrera de entrada (estudios y contactos) era elevada para incorporarse a esas empresas.
Las aguas estaban limpias y no tenía sentido dar un mal servicio. Merecía la pena dar un halo de magia a la nueva técnica.
3. La demanda crece
La demanda de los servicios informáticos fue creciendo exponencialmente y también la disponibilidad de libros, academias, universidades y recursos para aprender.
La oferta sólo crecía linealmente y no había capacidad de incorporar a personal suficiente para dar cobertura a la demanda.
Se empezaron a crear nuevas grandes corporaciones de servicios y las empresas de producto se empezaron cada vez más a enfocar a esos servicios también. De hecho, muchas empresas de productos han «degradado su modelo» comiéndose el negocio de sus partners.
Lejos de madurar las técnicas de análisis, diseño, estimación de proyecto, patrones, pruebas automáticas, etc, lo que se hizo fue crear una jerarquía muy marcada en la profesión: becario, programador junior, programador senior, analista-programador, analista funcional, analista orgánico, jefe de proyecto, etc. tratando de acotar mucho las habilidades; de este modo los escalones más bajos de la jerarquía podrían parecer realizar labores mecánicas a las órdenes de las más altas. Se podría, de este modo, ir incorporando a cualquier persona de carrera «de ciencias» en las empresas.
A cualquier titulado con un curso de formación se le había creado un hueco para poder empezar en el sector. De hecho, yo soy uno de esos que habiendo estudiado telecomunicaciones no tuve ninguna barrera para incorporarme al sector (aunque es verdad que sí estudié mucha programación). ¡Si es que lo que se hacía no requería mucha especialización!.
Los analistas no son, de este modo, personas capaces de hacer buenos análisis. Son personas que llevan muchos años trabajando en lo mismo y saben lo que tienen que hacer, pero no saben interrogar bien a los usuarios ni modelar las soluciones. Creedme que conozco a poca gente con una buena técnica de análisis (incluidos ingenieros en Informática).
El cambio rápido de tecnología hacía que fueran más demandados los conocimientos recientes: lo último que salía; por lo que un chaval de 22 años sabiendo programar en un incipiente Java o un iniciado de SAP eran cotizados como el oro. Se hacía más interesante adquirir nuevos conocimiento que profundizar en ellos.
4. El agua se empieza a manchar
Un rápido crecimiento de plantilla implica un aumento de beneficios para las empresas. También que haya gente que se haga millonaria vendiendo empresas de un tamaño medio (150 empleados y/o una facturación de > 6 millones de Euros) a otras empresas mayores que prometían a sus accionistas unos crecimientos de cuota de mercado y facturación de un 30% anualmente.
Existe por tanto un gran incentivo para cualquier empresario que quiera entrar en el sector aún sin tener experiencia: un sector de alto crecimiento, con largo recorrido y con pocas barreras de entrada (vender horas de gente poco cualificada). Si vendo horas de guarda de seguridad pongamos que se paga a 20 Euros/hora. De jefe de proyecto a 50… pues si es el cliente el que me lo selecciona y lo deja años en sus oficinas, casi el trabajo de la empresa que lo proporciona es el mismo: reclutamiento.
También existe incentivo para contratar comerciales que no sepan ni a lo que se dedican pero que abran puertas. Pero claro, si todo el mundo supiera lo difícil que es formar a un profesional en una empresa, si fuera importante hacer que los equipos trabajasen juntos, si la técnica es relevante, no se podrá crecer con facilidad. ¡Entonces se empezó a quitar valor a la cualificación técnica! Se empezó a hablar de la industrialización del software y se empezó a dar valor a los frameworks corporativos y generadores de código: churreras.
Para crecer muy rápidamente es mejor «cambiar el agua» y decir que hace falta una o dos personas cualificadas y que lo demás se resuelve con muchas horas de trabajo. Aunque bien, hay una ley que dice que sólo se puede trabajar 40 horas a la semana, se convirtió en algo natural el trabajar todas las que fuesen necesarias, sobre todo por parte de los proveedores. Lo sorprendente es que la inspección de trabajo no se presente en una torre de oficinas a las 21:00 a preguntar qué hace la gente allí.
En estas profesiones de «alta cuantificación» la filiación sindical y la existencia de comités de empresa son mínimas. Del mismo modo, los colegios y asociaciones tienen escasa representatividad y nunca han hecho fuerza para luchar contra esa práctica por lo que nunca ha pasado nada. Como nota para navegantes, una vez, trabajando en la central de una ex-empresa en Alemania, me quise quedar, pasado el horario estándar, calentito en la oficina en vez de ir al hotel y se me acercó una persona del comité y me echó; dijo que no lo podía hacer, que sembraba un mal precedente.
Los propios técnicos tampoco damos bola a nuestro sector: no luchando por unas condiciones dignas, no haciendo públicos los abusos de las empresas (acordaos de trabajobasura.com), no asistimos a eventos, nos abandonamos dejando de aprender continuamente por la falta de ilusión (si quieren que mejore que me formen)… Otra pregunta: ¿cuántas publicaciones técnicas han sobrevivido a estos años? Ni es fácil encontrar colaboradores que quieran escribir ni clientes que quieran pagar.
Adicionalmente nos han acostumbrado a vivir con lo mediocre. Un día alguien me dijo que algo que tendremos que agradecer siempre a Microsoft/Bill Gates es que nos había convencido que el software podía fallar: el pantallazo azul. Claro, si una empresa como esa NO lo podía hacer todo bien… se podría justificar hacer un mal proyecto y, con decenas de errores pendientes, empezar a cobrar por mantenimientos.
En un sector donde la excelencia no se valora, se empieza a valorar sólo el precio. Por tanto, los peces (clientes) empiezan a desconfiar de todos los proveedores, a cambiar a la empresa que transmite más «confianza persona» y ofrece hacer más por menos. Sonados son los miles de proyectos desastrosos, con costes millonarios, y… sin ninguna consecuencia para casi nadie.
5. Viviendo de las aguas turbias
En un entorno donde se busca el precio por hora más barato, obviamente no se fomenta la excelencia. Suena mucho la frase «no querrás pata negra a precio de jamón de york».
Con estas aguas, lo que se necesita son buenos jefes de proyecto y gerentes que negocien constantemente cambios de alcance «lo que entra y no entra en cada contratación» y que no tengan prejuicios para exprimir al equipo para que trabajen decenas de horas semanales de más (no remuneradas, claro).
No es por tanto de extrañar que se empiecen a crear metodologías de dirección de proyecto. Tampoco es de extrañar que se gaste una empresa tecnológica más presupuesto de formación en habilidades directivas (técnicas de negociación) que en I+D técnica.
Tampoco sorprende que las consultoras de software no se interesen en divulgar conocimiento técnico públicamente. Eso sí, documentos para gerentes y CIOs puedes encontrar de sobra.
Se empieza, en las consultoras, a establecerse estructuras piramidales con la estrategia «Up or Out». O se superan los objetivos todos los años y se asciende o se echa a la persona. El objetivo no os creáis que es satisfacción del cliente, de los empleados, calidad en el código o número menor de errores. Sólo es facturación.
La orgía de facturación ya se produce convenciendo a un cliente de que «su negocio es otro» y de que deje la tecnología para las consultoras de tecnología. Por tanto el outsourcing es lo que más recurrencia y crecimiento deja. Si encima nos lo llevamos a provincias u otros países, pues todavía ganamos margen. Lo mismo ocurre con la operación y luego la administración de sistemas donde viene a huevo el Cloud Computing y la nube, para «olvidarte de la infraestructura». Constantemente se quita y obvia la complejidad técnica.
No es de extrañar que el modelo de outsourcing funcione: los mandos intermedios dentro de los clientes no han percibido la necesidad durante años de hacer marketing interno, reportar cuantitativamente, acercarse al negocio y vender el valor. Se han dormido en los sótanos… Tampoco de implantar la metodología y disciplina necesaria para transferir el valor a los clientes. Había una gran separación entre las metodologías de gestión y de desarrollo (básicamente inexistente).
A medida que los gerentes de las grandes compañías de servicios, que son los que tienen el contacto con los clientes, van ganándose su confianza, muchos terminan contratados como directores de tecnología o CIOs. El perfil comercial les ayudaba a acercarse a una dirección que hasta ahora habían tenido unos técnicos distantes: mucha gente en el sótano que no sabían bien que hacían.
Si esta nueva familia de gerentes y CIOs han vendido durante tantos años que la externalización de servicios es la clave para reducir costes y delegar riesgos, no es extraño que muchos de ellos no tengan ningún tipo de interés en crear áreas de arquitectura, de tomar el control de los desarrollos, etc. Es difícil que defiendas algo a lo que tú mismo no has dado valor. En sus organizaciones separarse de la técnica era «up».
Es casi más normal que no quieran tener departamento de desarrollo y que se limiten a negociar contratos de outsourcing. ¡Si es que realmente esto es muy cómodo! Repartir pasta que no es tuya, con una indefinición total de alcance, y si falla, cambiar de proveedor. Si queréis hacemos un repasito a los contratos públicos de grandes organizaciones privadas y públicas que hay en Internet y veréis la vergüenza que da ver cómo se resumen en unas hojas llenas de etcéteras las condiciones de contratos de millones de Euros. A ver si alguien se entera de una vez que hacer contratos de outsourcing es un trabajo en sí. ¡Si no eres capaz tú mismo de definir y estimar lo que cuesta hacer lo que quieres ¿por qué piensas que alguien que no te conoce sería capaz de hacerlo?!
Esto además proporciona una ventaja adicional para muchos gerentes, que si alguna vez les va mal, aquellas empresas a las que hayan proporcionado suculentos contratos ya se encargarán de hacerles un hueco o en su propia organización o en otros clientes finales para que el ciclo siga.
Los contratos de externalización pueden ser convenientes en algunos casos pero ¿íntegramente?. En el mundo en el que vivimos, sólo un necio no ve que la tecnología es un «core» del negocio y que cada vez lo será más. ¡No externalices las áreas centrales de tu organización!
Si os parece raro lo que cuento, huele que algo bastante parecido está pasando con los altos políticos que acaban en las multinacionales: parece que mandan un mensaje claro: tú ayúdame que ya te pondré donde haya.
Bueno, sólo tienes que preguntar a tus amigos en otras empresas lo satisfechos que están con el sector y verás qué pocos lo están. Incluso los gerentes, que ganan un pastón (con dedicación de miles de horas), que trabajan en proyectos irrealizables, con gente poco formada, desmotivada… no están satisfechos con su vida. El dinero no lo es todo.
Según Maslow (adaptado) las personas necesitamos una serie de cosas:
- Necesidades primarias.
- Seguridad.
- Pertenencia a grupo.
- Reconocimiento de grupo.
- Sensación de sentido en la vida (autorrealización).
Por mucho que ganes, si no encuentras sentido de tu trabajo intelectual, el castillo se cae. La gente sueña con abandonar el sector y montar una casa rural o agencia de viajes. Los técnicos cada vez ganan menos aunque los dueños de empresas no se dan cuenta de que ellos también. El único modo de salvar la situación para esos empresarios es la concentración: menos empresas más grandes.
6. Tenemos que volver al agua limpia
En este caso, podemos aprender a vivir con esta situación o cambiarla.
Parecería razonable que los técnicos que no quieran que la situación siga así, deberían ser conscientes de la estrategia y tomar contramedidas. No creo que haya un poder malvado fáctico que orqueste esto; simplemente es el modelo al que hemos llegado.
Imaginemos que empezamos a explicar cosas:
- Que los proyectos hay que definirlos bien, por lo menos una primera fase pequeña. Olvidarse de mega-proyectos.
- Que para externalizar hay que controlar primero lo que se quiere externalizar y llegar a la conclusión de que no es clave para el negocio.
- Que se puede estimar contando con equipos acostumbrados a trabajar juntos, para que los objetivos sean alcanzables.
- Que la calidad debe estar integrada en el proceso.
- Que hay una técnica muy profunda en todo esto.
- Que hay que potenciar al personal interno y su visibilidad en las organizaciones.
- Que es vital que el usuario de negocio, que lo define, y el que lo construye deben estar juntos.
- Que no es igual una persona que otra… la formación es claramente diferencial. El grupo al que pertenece también.
- Que nos han cambiado el agua.
Una clave para empezar a limpiar el agua y enriquecerla es compartir gratuitamente el conocimiento. Divulgar. De este modo, la barrera de entrada no son los medios, ni el dinero; es lo que se lo curre todo el mundo. Más igualitario que esto imposible.
No estamos cambiando de nuevo el agua, estamos depurando la que hay y estamos añadiéndole nutrientes. Estamos intentando que la estadística de proyectos con éxito respecto a proyectos fracasados cambie. Que se reactiven y valoren los equipos internos.
También es preciso que los buenos profesionales se agrupen. Al principio, serán los pequeños grupos de expertos articulados como cooperativas, asociaciones o pequeñas empresas los que tendrán más capacidad de cumplir expectativas.
Las grandes empresas tienen la oportunidad de hacerlo igual o mejor que las pequeñas. Tienen más medios, más contactos y más dinero. Se supone que pueden invertir más en formación o I+D. Pero esto será cuando dejen de pensar en un crecimiento imparable a cualquier costa. Cuando aprendan a decir que un proyecto loco no es realizable en las condiciones que el cliente pide. Creo que la expresión ritmo sostenible se puede aplicar a todo.
Más temprano que tarde, las personas que les gusta su profesión y que quieren que mejore, tendrán argumentos para adherirse a la causa.
Siempre digo que el que tiene la capacidad de cambiar las cosas es el que compra. Es el pez el que elige en qué agua nada, a menos que esté cautivo o en una pecera.
Los clientes, que se han dejado llevar durante años, lo mismo se dan cuenta de que han colaborado en un modelo destructivo para su sector y para su propio futuro. Muchos te dicen que es difícil de cambiar cuando lo que quieren decir es que les faltan ganas o energía para intentarlo.
Las metodologías ágiles me descubrieron en concepto de «responsabilidad». La responsabilidad por hacer un trabajo del que sentirme orgulloso.
También crearon por primera vez una metodología aceptable por negocio y promovida por los técnicos: algo alcanzable.
En mí, los métodos ágiles me crearon la inquietud de tratar de cambiar un sector donde poder tener un hueco donde estar orgulloso. Donde la técnica sea vital. Yo no soy uno de esos técnicos estrella pero quiero que cerca de mi haya muchos y cada vez mejores. Técnicos a los que creo la inquietud de dar una vuelta más a la tuerca y sofisticar cada vez más los servicios con lo que aprendemos de otros. De camino, compartimos lo que aprendemos (como en open spaces o artículos) porque no nos interesa ser de los pocos que lo hacen sino que se convierta en la dinámica general. Si no eres mediocre sólo puedes ganar si todo el mundo sabe qué es lo bueno.
Con un agua más «transparente» los peces ahora tendrán la capacidad de elegir a qué lado de la charca saltan.
Es más, la gente desencantada del otro modelo tendrá la capacidad de decidir si se queda en él o cambia a otro alternativo, que se está empezando a definir.
Periódicamente la gente se pregunta en Internet porqué en España no se puede crear un Silicon Valley. Podríamos hacer la pregunta al revés.
¿Qué podría hacer que una empresa americana quisiera invertir en España?
Una de las razones podría ser porque hay una amplia élite de técnicos que no tienen que envidiar nada a nadie. Es muy común que una empresa de éxito americana compre a otra que está construyendo un nuevo producto, ya no por el producto sino por el equipo. El día que esto salga en los periódicos que ha pasado en España, será síntoma de que el agua está limpia y podremos soñar con un Silicon Valley local.
Para ello algunos tendrán que currar mucho para ser esa élite, otros tendrán que saber promocionarla allende de los mares.
Los sectores se cambian estudiando y trabajando. Creando contenidos (y no tanto hablando de los creados por los demás). Viajando a otros países para establecer lazos productivos…
Llorando, no se cambia nada.
Hay que modelar la realidad y buscar otros modelos alternativos… que es en lo que estamos 🙂
Bravo, Roberto. Muy largo, pero merece la pena llegar al final. 🙂
Mejor explicado, imposible. Gracias por alentar la verdadera profesión. A trabajar para que esto cambie!!
me ha encantado. Que bonito seria encontrar mas aguas limpias y frescas, donde fuera posible que los peces vivieran contentos. De todas formas el simil que empleas acerca de lo que dijo Kiko Arguello creo que no es muy acertado. La sociedad y la civilacion judeo cristiana, de la que es hija la nuestra, ha sufrido un cambio del agua. Es decir, el medio vital en el que se desarrollaba la misma y permitia su subsistencia. Ese medio era el substrato moral, fruto de la fe en Cristo. Muerta la fe, servido en bandeja el cambio de substrato. En cambio, en el sector informatico no habia un substrato previo. Habia, y hay, mucha ignorancia. Si que es verdad una cosa. El cambio del agua al que hacias referencia de Kiko, ha posibilitado lo que ha ocurrido en España en el sector tecnologico y de servicios. No solo en ese sector, y en tantos otros… la perdida de la moral, de la etica del trabajo, el placer del trabajo bien hecho… En general ya nada de eso sera posible de nuevo, no volveran las aguas limpias si antes la sociedad, los grupos humanos, no redescubren que existe un plan en la vida, que hay algo mas, que existe una eternidad. En definitiva que Dios existe , que es Cristo, Rey del universo.
Interesante reflexión, estamos en época de cambio, los casos de corrupción de altos mandos son cada día más evidente, lo que implica un \\\»cambio de agua\\\» y volver a encontrarnos.
Las metodologías ágiles nacen del fruto del amor informático, por eso son geniales.
No comparto la idea de que el core del negocio es la informática, la informática es un medio que da servicio a otros negocios a ayudarles, aunque para los que la amamos, sí podemos caer en el error de definirla como un \\\»core\\\». Aunque entendiendo el core como lo que da valor, se podría ver que un gran conocimiento puede dar valor.
Si que veo urgente que las empresas técnicas empiecen a liderar, y no se dejen someter, en exceso, a las reglas del mercado, que hemos visto que no son perfectas, al depender del ser humano. Ahora bien, veremos si, en una posición de poder, el ego y la soberbia no pueden llevar a su propia destrucción. Personalmente, tengo dudas de Apple y Google y veremos como evolucionan al respecto (que espero que lo hagan bien).
Por otro lado, comparto la opinión de caterpillar de que Cristo rey es el salvador de los hombres que, por alguna razón (véase pecado original desde el cristianismo) están sometidos a muchas penas en esta vida y al concepto del mal, al cual damos vida y somos incapaces (desde la fe) de eliminarlo por nosotros mismos. Aunque los budistas opinan que el mal es sólo fruto del desconocimiento (ignorando la idea de Dios).
Un saludo
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