Si eres el responsable o líder técnico, considérate desafortunado. No puedes culpar a nadie por ser gris

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Si eres el responsable o líder técnico de una organización considérate desafortunado. No puedes culpar a nadie por ser gris.
Hace tiempo, tanto que no puedo recordar ni quién ni dónde, me contaron que la presión y el rendimiento van ligados. 
•Si la presión es media-baja, el rendimiento tiende a la baja;
•Si la presión oscila entre media-alta y alta, el rendimiento será alto;
•Si la presión es fuerte, los profesionales con los que se trabaje pueden alcanzar altos niveles de estrés y su rendimiento caerá de forma drástica.
Con esta gráfica lo podemos visualizar grosso modo.

A juzgar por lo expuesto mantener una presión personal de carácter permanente resulta complejo. Existen múltiples factores ambientales que afectan como los problemas familiares o laborales o la apatía entre otros.
La aplicación de un mayor o menor grado de presión está relacionada con la cultura “del medio gas”, en la que parece que trabajar y asumir la responsabilidad de implicarse lo máximo posible en un proyecto está mal visto. El esfuerzo que supone destacar en una profesión parece relativamente impopular.
Si cambiásemos la palabra “presión” por “motivación” el resultado apenas variaría. La motivación es directamente proporcional al rendimiento obtenido, aunque no resulta sencillo. Una vez el individuo se acostumbra a la misma, si no se le aplica más pasión conforme pase el tiempo la actividad irá volviéndose cada vez más monótona.
En cualquier nivel de una organización ha de existir un responsable que establezca unos niveles de presión adecuados a pesar de la entropía, que puede venir definida por factores exógenos, (como la presión transferida por los clientes o la situación económica) o endógenos, como una ambición desmesurada, falta de empatía o la trivialización del trabajo.
Los líderes de una organización pueden contribuir a crear una visión en la que los empleados quieran participar y arrastren una motivación, aunque esta ha de forjarse con carácter personal. Contar con responsables o líderes es cómodo, ya que sin no me asignan un trabajo no tengo responsabilidad sobre el valor que aporto. Es por esto que resulta imprescindible para el empresario dotar de visión a su empresa para que los trabajadores de la misma se impliquen y motiven con el proyecto, de lo contrario cada uno se desarrollaría independientemente del trabajo. Es fácil abandonarse echando la culpa al contexto como si no fuéramos responsables ni partícipes de él. ¿Cuánta gente conoces que era un apasionado de su profesión y ahora sólo te habla de sus aficiones?
Cuando realizamos consultoría de desarrollo apreciamos cómo los equipos a los que realizamos la labor de auditoría nos piden que seamos más incisivos en lugar de enfadarse porque les sugiramos cambios. Estos clientes sabían que necesitaban un cambio, no les gustaba cómo trabajaban pero les faltaba algo que les obligase a dar el paso que deseaban dar. 
Una vez las motivaciones de los empleados han quedado cubiertas, ¿qué pasa si eres el responsable? ¿Y si no tienes a nadie por encima de ti que establezca la presión o que cree esa visión? Podrían considerarse casos paradigmáticos el del autónomo o freelance, el del director de una empresa o el de un mando intermedio donde los responsables sólo quieren resultados y no entran en el detalle de cómo (confiando que ese es su trabajo).  En el mundo de la tecnología lo vivimos cada día, el negocio quiere resultados y no quieren saber los “detalles”. Por eso reitero que te consideres desafortunado: porque ya no tienes a quien echarle la culpa.
Cuando te encuentras en uno de los cargos previamente mencionados eres tú el que ha de establecer los niveles de presión y motivación tanto internos como para el resto de la gente que depende o interacciona contigo, ¡no hay otra opción! Podría decirse que eres el “director de tu vida”, si en cualquier cosa que hagas vas “a medio gas” o no te creas tus propias presiones y motivaciones siempre tendrás un rendimiento mediocre: serás uno de tantos individuos grises, con poco brillo. Es muy probable que estés dejando pasar una oportunidad de desarrollo personal a todos los niveles. Imagínate andando dentro de un tren. Independientemente de la velocidad del mismo puedes decidir avanzar rápido o lento.
 
En el caso de la tecnología esta avanza mucho más deprisa de lo que se puede asimilar. Cuando visitamos a empresas hay un verdadero universo entre los equipos técnicos que tienen miembros que salen al mundo, participan en charlas y conferencias y comparten conocimiento y aquellos que llevan años sin salir de su organización. La diferencia salta a la vista incluso en los casos en los que se ha empezado y no se ha terminado, porque no han conseguido el arrastre interno suficiente entre los compañeros para completarlo.
Para encontrar la presión y la motivación interna necesarias si eres el responsable de algún proyecto, el secreto reside en medirte fuera y compararte con los demás, crearte las necesidades que otro ha formado y tratar de superarlas. Pregúntate cuánto tiempo hace que no asistes a una conferencia, quedas con antiguos compañeros o te planteas un reto personal relacionado con tu profesión. Claro esta, siempre que no queramos ser personas “grises”.

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